domingo, 15 de marzo de 2009

Acervo.

Tengo un acervo interminable de recuerdos, donde un recuerdo salta a la memoria y se entrelaza con otro inmediato anterior o posterior. No son buenas las fotografías de estos recuerdos pero sí el audio. Y que decir del sentir, se siente como si estuviera pasando.

Una canción me llevó a recordar el tiempo de la secundaria. Esa escuela al lado del cementerio, el uniforme rosa-azul-guinda, hasta abajo de la rodilla. Las clases de Español, mi maestra Ruth y sus característicos labiales rosas. El poema del mio cid, "Marianela", May cantando junto conmigo y Abraham canciones de Jaguares, las mañanas rumbo a la secundaria. Mi primer beso. La cooperativa, las malísimas tortas de jamón. La llegada a mi casa, las labores domésticas, las horas viendo canales de música, las canciones. La canción: High&Dry, la cual escuchabamos sentados cerca del kiosko.

La plaza de Huandacareo, concierto de rondalla, tu pelo, tus lentes. Caminos de árboles, canciones, atole de grano, nieve de pasta, traducciones al atardecer, Morelia, memorias.

Memorias que te transcriben, te repiten, te buscan, te reproducen, construyen unos cimientos fuertes y hermosos para ponerte en la cima. En la culminación, en el fin, en la desembocadura de mis propios recuerdos. En el destino del viaje, en el final de la historia, en lo mas memorable, tierno, hermoso, sentido, sublime de mi existencia.

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