lunes, 17 de agosto de 2009

Simple.

Tal parece que te vuelves más simple, tan simple que ya nisiquiera me interesas, que ya no puedo hablarte.
Buscando rastros de tí, migajas para idolatrarte me pasé el dia.
Te leo y ya no te creo.
Te veo y no te pareces a quien busco.
Y sin embargo... te busco.

Nunca viste nada de mí. Nunca.
Si hubieras visto algo te hubieras quedado o huido al instante.
Pero no, me tenías tan cerca, tan segura, que poco pude importarte.

Pero hoy se (mientras tú lo ignoras) que hace mucho tiempo que veo el anucio de "peligro"
y ahí voy a tirarme al precipicio, con los ojos cerrados y con los sueños.

En lugar de volverme a tirar al suelo mejor me voy a dormir, estoy empezando a escribir con el hígado y eso no es digno de alguien que sueña con el hermoso infinito.

Es una pena que hayas dejado de escribir incoherencias y hayas empezado a cometerlas.
Este fué tu crímen y no triturarme el corazón.

Pobre de tí, que ya no puedes encontrar belleza en una ojera.

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